“All is lost”
MINIMALISMO SILENTE
Irónicamente, mientras me encuentro en medio de la lectura de un libro completamente dedicado al análisis e importancia de la palabra en el cine, aparece por sorpresa este particular ejercicio cinematográfico en el cual durante sus más de cien minutos de metraje, el veterano actor Robert Redford hará todo tipo de cosas por sobrevivir, menos pronunciar palabra alguna.
Tras casi noventa años de gente hablando en la gran pantalla de forma continuada, los diálogos han creado un suerte de dependencia, la cual provoca que el silencio prolongado en un film occidental (en oriente se tiende menos al habla) que no sea expresamente mudo o experimental, destaque e incomode, aunque la historia lo justifique por tratarse como en este caso, sobre un hombre solitario navegando un barco en medio de la nada.
El silencio de Redford en ”Al lis lost” es tan llamativo que ocasiona algo parecido a la incomodidad que sufren algunas personas en los ascensores al permanecer calladas mucho tiempo y afecta a los espectadores a tal punto que parece “antinatural” que el protagonista no hable consigo mismo o que una voz en off no nos relate lo que piensa.
La estrategia planteada por el director y guionista aquí es más que evidente, lo primero que se rompe dentro del barco por el agua que entra, es la (radio) comunicación.
Una vez acostumbrados al lenguaje silente del film, aceptadas las reglas del juego y con la película funcionando perfectamente sin dialogo alguno, aun da la sensación de que Redford parece morderse la lengua más de una vez en pos del silencio requerido por su director para dicha historia.
En tiempos de tanta información, y desde la implementación del sonido en el cine, para la industria el silencio siempre fue interpretado como un inconveniente y en casos similares donde la naturaleza de la historia lo imponía, los guionistas y productores han sabido solventarlo con compañeros no parlantes como perros, pelotas de playa, diarios de viaje, etc. con tal de que el protagonista no permanezca mucho tiempo sin decir alguna cosa. De hecho para este mismo film se discutieron opciones varias pero su director se mantuvo firme en su apuesta por el silencio.
El silencio además obliga a los actores a solventar la falta de palabra solo con expresiones faciales y miradas y debido a su escasez, eso hoy en día es equivalente a un lujo. Sin quitar merito a la buena interpretación del señor Redford creo que la misma está sobrevalorada por la crítica (fue nominado en los Globos de oro) ya que para la talla de un actor tal, no parece un gran desafío dar vida a un hombre activo que tiene que hacer acciones físicas constantemente para sobrevivir.
Curiosa y arriesgada, con factura de film comercial, pero espíritu independiente, «All is lost» propone un universo minimalista y silencioso basándose en la esencia misma del cine, la imagen por si misma.