«Drive»
CARETEANDOLA
Drive cuenta la historia de un conductor profesional de coches que aprovecha su virtuosismo al volante para buscarse la vida de formas diversas. Trabaja como especialista (doble de riesgo) en el cine conduciendo coches que saltan por el aire, entrena para ser piloto de carreras, trabaja en un taller mecánico y en su tiempo extra, hace de chofer para todo tipo de ladrones que necesitan salir pitando de la escena del crimen o escapar de los policías que los persiguen.
Como se podrán imaginar, todo en su vida va bien (Conoce una chica, se lleva bien con su hijo pequeño, consigue patrocinador para el auto de carreras, etc) hasta que uno de los trabajos que ejecuta, sale mal y todo se va al carajo.
Al margen de lo original de su premisa (salvo Stuntman Mike de Tarantino, no recuerdo mas Stuntmen (dobles de riesgo) en la historia del cine y menos transportando ladrones), podría decirse que es “casi” una típica película de robos (se le llama ya Genero, al cine de Robos?) con todos sus ingredientes habituales (robo que va bien, robo que va mal, persecuciones, traición, venganza, sangre, etc) pero la verdad, y por suerte, no lo es. El “casi” o elemento diferenciador, esta en este caso, en su atípico y parco protagonista.
Ryan Goslin, interpreta a una suerte de Ken o muchacho con pintas de niño bueno de instituto americano, que no quiere llamar la atención, que es calmo, que habla poco, que no se inmuta ante casi nada, que sonríe lentamente entre dientes desprendiendo un aire hasta naif y que lo hace parecer mas bueno que el pan, pero, que cuando lo provocan o amenazan, es capaz de transformarse en un ser oscuro y muy violento.
Esta muy bien el cambio de ángulo, ya que todo aquel que haya visto más de una película de robos, sabe que, para poder ser un buen ladrón cinematográfico, hay que ser y lucir como un tipo muy, muy duro.
Aquí el uso del personaje, se acerca más al del personaje de Vigo Mortensen en Una Historia de Violencia, de David Cronenberg. Ese hombre aparentemente tan, tan bueno que escapa de su pasado (el cual mejor no saber nada) y que encierra en su interior a un tipo capaz de convertirse en el más malo de los malos si hace falta.
Y al cambiar el punto de vista del protagonista, todo cambia. A partir de aquí, da igual si el universo que rodea al personaje es el mismo de siempre, con los mismos malos, con las mismas actitudes, con los mismos robos, las mismas persecuciones, porque de la mano de un personaje distinto (o mejor dicho desde un prisma distinto) todo lucirá diferente.
Cabe decir que esta nueva modalidad de personajes, que dan un giro a su habitual estereotipo también pueden tener un defecto. El personaje de Goslin apático de por sí, solo es capaz de transmitir apatía, (a veces nos transmite cariño pero siempre es demasiado frio) cosa que provoca distancia con el personaje con el cual deberíamos identificarnos para vivir el film más desde dentro y no como meros espectadores.
Música cool, buena fotografía, actuaciones muy correctas y unos créditos ochenteros (vaya a saber quien eligió esa tipografía?) son los condimentos para aderezar este entretenido y nuevo film de robos que gracias a la mirada diferente de su personaje, nos hace vivir todo lo que ya hemos visto mil y una veces, de forma renovada.
Nicolas Winding Refn (Pusher, Valhalla Rising), director de origen Danés, adapta una novela de James Sallis y le imprime su sello europeo (la mirada puesta mas sobre el personaje y sus lazos sentimentales) a un proyecto típicamente americano (rodado en Los Angeles, con actores de habla anglosajona, argumento clásico) donde un tipo con pintas de niño bueno la caretea (aparentar o ponerse una careta en términos porteños) todo lo que puede y mas para que los buenos, pero sobre todo, los mas malos no descubran que realmente puede llegar a ser peor que cualquiera de ellos.