«Exit through the gift shop»
LA BOMBA BANKSY
Aprovechando la posibilidad de repetir la experiencia cinematográfica Banksy, por segunda ocasión, pero esta vez, en una de las mejores salas de cine del planeta, la veraniega Sala Montjuic, me acerque hasta la fosa del castillo para (previo picnic y música en directo) sacarle el jugo, nuevamente, a un film explosivo, cargado, cual dinamita, de ideas, mensaje, denuncia y puro cinedoc reflexivo.
Banksy, artista urbano inglés, se hizo popular, hace ya unos cuantos años atrás, gracias a sus grafitis de estilo único, cargados de mensajes corrosivos acerca de las hipocresías de la sociedad actual, el capitalismo y demás cuestiones contemporáneas, en un momento donde diversas formas de street art comenzaban a estar en auge.
El mismo artista, quien oculta su imagen en el anonimato, por ejercer una forma de arte ilegal, avanzo luego, un paso más y comenzó a realizar grafitis e intervenciones artísticas más complejas en diferentes países (cabina de teléfono atacada en Londres, hombre Guantánamo en Disney, grafitis en el muro de Gaza) logrando difusión mundial, debido a lo polémico de sus denuncias y lo arriesgado de sus hazañas.
En una tercera etapa, realizo una nueva serie de intervenciones (colocar pinturas suyos en museos prestigiosos, una exposición clandestina de su arte abierta al público con un elefante pintado, o tunear ejemplares del último disco de Paris Hilton) pero esta vez, todas ellas, enfocadas en criticar una cuestión mucho más puntual en la cual, el mismo estaba involucrado: El arte contemporáneo puede ser una gran mentira.
“Exit through the gift shop”, título del film que hace referencia a la salida de los museos a las tiendas de suvenires y recuerdos, actúa como una nueva intervención y parece el broche o cierre de ese ciclo temático.
El film, un (¿falso?) documental, sobre la vida del particular Thierry Guetta, un francés afincado en Los Ángeles, el cual se transforma en cineasta primero y artista plástico exitoso después, pero por la vía rápida, es un arma filosa con la cual Banksy parece querer gritar a los cuatro vientos, ¡Infórmate bien de lo que consumes!
Lo poderoso del documental, al margen de la intervención artística con mensaje caustico, es como Banksy construye con gran maestría narrativa, la historia, y el personaje de Thierry, paso a paso, primero introduciéndonos en el mundo del Street Art (informándonos que pertenece a la calle y no a museos ni coleccionistas) de la mano de un tipo majo y simpático, el cual solo quiere grabarlo todo, para luego virar hacia la creación de un mini monstruo, con buenas intenciones aparentes, pero sin idea sobre el arte que se transformara en documentalista primero, artista urbano después, para acabar como un Banksy falso y comercial, que produce arte, como churros, de baja calidad para venderla y llegarse a creer un artista real.
Lo más impactante, es que Banksy, no solo expone y denuncia al falso artista, sino que además, revela como nosotros como público, podemos llegar a venerar y comprar basura en lugar de arte (o cualquier cosa que consumimos) sin saber lo que hay realmente en el fondo.
Escalofriante en su conclusión, denso y sorpresivo cual una bomba que te estalla en medio de la cara, el (¿falso?) documental, que trata sobre un falso artista, que vende falso arte, se muestra como una ¿autentica? y cruda realidad (Mr. Brainwash en teoría existe y realizo entre otras cosas el arte de tapa de un disco de Madonna) que pone en duda todo el arte a nuestro alrededor, llegando incluso, en el colmo de la ironía, a poner en duda la existencia y veracidad del mismísimo autor de este documental quien también podría ser otro invento mas de vaya a saber quién demonios, para burlarse de todos nosotros.