“Ichimei”

“Ichimei” (“Hara-Kiri: muerte de un samurái, ESP) Dir. Takashi Miike 2011 JAP UK

COSAS DEL HONOR

Difícil tarea, para un urbanita occidental de este siglo, la de entender y asimilar, que un hombre en la antigüedad, pudiese dar y dedicar su vida al honor, sacrificándolo todo, como antiguamente lo hacían los guerreros Samurái en el caótico Japón feudal. Y es ya casi fantasioso o irreal, pensar que por el mismo motivo, dichos hombres llegaran a realizar un ritual suicida que consistía en clavarse una pequeña pero filosa espada en el vientre, para abrirse a la mitad y morir dignamente.

Con la excusa de este tortuoso rito, denominado harakiri, el ecléctico director nipón, Takashi Miike narra una historia de venganza, en tono de drama, y realiza así, su segunda incursión en el Chambara (cine de espadachines) luego de la poderosa “13 Asesinos” donde también abordaba la temática Samurái pero a través de la acción y la épica histórica.

En esta ocasión, no solo repite temática (según el mismo, por pura casualidad) sino que también repite la formula remake, re versionando el clásico de 1962 dirigido por Masaki Kobayashi con el mismo nombre.

Miike se toma todo el tiempo del mundo para contar, lenta y dolorosamente, por medio de flashbacks, la motivación real de Hanshirô, un apenado Samurái retirado, que solicita permiso al clan Li, para realizar el harakiri en el patio de su casa, pero con un propósito final bien diferente.

Al igual que en su anterior film Samurái, el director, critica y vuelve cuestionar el excesivo accionar de los guerreros en pos del honor.

La cinta destaca por su increíble trabajo de ambientación y diseño de producción, los cuales reproducen con lujo de detalles por medio de vestuarios, escenarios, objetos, gestos y más, las costumbres de la vida rural y feudal de la época.

La actuaciones, a cargo del mítico, Kôji Yakusho (La anguila, Babel, 13 Asesinos, etc.) y el novato Ebizô Ichikawa, quien se parece muchísimo al protagonista de la versión original, aunque son buenas, por momentos parecen estar un poco por encima del registro, pero todo parecería ser parte del intenso carácter de los Samuráis, en suma con la dramática y dolorosa historia que se intenta transmitir.

A pesar de alguna escena donde se recrea en el momento cruel, Miike se muestra menos gore y explicito que en sus comienzos, (en el pasado a la escena del harakiri con la espada de madera no hubiera dudado en añadirle viseras) suponemos que, parte de una madurez cinematográfica donde con menos logra más.

Más refinado y menos alocado, el director de City of lost souls, Audition, Ichy the killer y unos cuantos etc., despliega nuevamente su impactante poderío visual y vuelve a hacer gala de una gran capacidad para dirigir absolutamente todo tipo de productos con gran soltura y maestría.

Samuráis del antiguo Japón en el cine, guerreros medievales o soldados de cualquier lugar combatiendo en la vida real en el presente, todos al final demuestran lo absurdo de matar y morir por honor.