“Project X”
DALE QUE VA
Sin querer profundizar demasiado en una película como “Project X” que no lo merece, porque no pretende ser nada profunda, me encontré con un llamativo planteamiento que igual si amerita una mínima reflexión.
Tras ver este film sobre las aventuras de un trío de amigos looser que organizan una fiesta (bien yanqui de esas donde las chicas muestran las tetas compulsivamente) que se desmadra muy pero, muy mucho, el mensaje final de la película me dejo con la boca abierta de par en par más o menos llegándome, el labio inferior, hasta el suelo.
Igual esto puede sonar a comentario de abuelo pacato que no entiende nada sobre las cosas contemporáneas y que se asusta con los ideales modernos pero no es ahí a donde apunto. Para que nos entendamos claro el film funciona de la siguiente manera:
Tres amigos de diecisiete años de edad, organizan una fiesta de cumpleaños aprovechando que los padres del cumpleañero estarán fuera un fin de semana. Los tres amigos buscan cambiar su destino looser en la escuela y ganar popularidad (para poder pillar básicamente) organizando una fiesta cool. Lo logran y a la fiesta cae un montón de gente. La fiesta se va, progresiva y literalmente a la mierda, terminando con unos 2000 adolecentes puestos hasta arriba de todo y sin control, el lujoso coche del padre en la piscina, la casa completamente destruida, enfrentamientos con la policía, el telediario sobrevolando en helicóptero y el barrio completamente en llamas.
Mientras la veo y me rio, por momentos, por el nivel de desmadre bien pasado de rosca, pienso llegando al final de la película ¿cómo coño va a arreglar esto? ya que en los films made in Hollywood, como bien sabemos, son necesarios los happy endings y que el protagonista se salve si o si, para no terminar con una mala sensación.
Aquí lo resuelven fácil.
- A) Mientras ve como una grúa saca su Mercedes de la piscina, el padre le dice a su hijo, que perderá el dinero que ellos ahorraron para sus gastos de universidad y que estará castigado casi de por vida, pero, en el colmo de la hipocresía, el padre le dice con complicidad, “Nunca creí que fueras capaz de hacer algo así”, o sea que en el fondo está orgulloso ya que lo creía demasiado looser para armarla tan gorda. ¡¡Wow!!
- B) Al entrar al cole, sus compañeros de clase lo reconocen como el tío más cool por la fiesta salvaje que dio.
- C) La chica linda (de la cual estaba enamorado) lo perdona por haberse liado otra en la fiesta ya qué, él le confiesa que ella es lo mas importante en su vida.
- D) Como igual esto no es suficiente, vemos los carteles habituales explicativos que nos indican que el futuro económico del cumpleañero quedo arruinado de por vida y que otro de los amigos fue absuelto de todo porque su familia contaba con el mejor bufete de abogados. ¡Wow!
Fuera de que esto es ficción, y que por suerte existe la suficiente libertad de expresión para decir y opinar lo que sea, me parece impactante como el film deja esta enseñanza final, en el marco de un cultura tan pacata como la americana la cual revela (no estoy descubriendo absolutamente ningún continente nuevo) esa hipocresía superlativa que ellos tanto se esfuerzan en ocultar. Porque, como hemos visto hasta el cansancio, para ellos no hay problema si los menores de edad ven sangre y violencia en el cine o la tv, porque el real peligro está en que vean una teta o escuchen la palabra fuck en pantalla.
Moraleja y lección final de este film, producido por la pandilla de Hangover (Resacon en Las vegas) quienes claramente vieron el negocio, en las fiestas desmadradas en la gran pantalla, es que da igual si destruís la casa de tus padres, tu barrio o lo que sea, ya que lo realmente importante en la vida es que seas popular o que en su defecto tus viejos tengan la suficiente pasta para evitar que vayas a la cárcel.
Así que para que preocuparnos por nada, ¡dale que va!