«The Descendants»

The Descendants” (“Los descendientes” ESP, ARG) 2011 Dir: Alexander Payne USA

LOOSER CLOONEY

La coletilla que acompañaba a la película “The Descendants” en su promoción, la cual vendía astutamente “Clooney nos brinda la interpretación de su vida” me produjo automáticamente una fuerte sensación de desconfianza y curiosidad al mismo tiempo.

Curiosidad por saber, qué “nueva y original” interpretación habría sorprendido a críticos y público americano, y desconfianza, ya que habitualmente, cualquier cuestión cinematográfica acompañada de “el o la mejor” suele ser solo un argumento de venta donde lo que encontramos en el fondo, realmente es algo muy estándar pero que contiene, algo, que a los consumidores del cine USA les suele impactar y parecer totalmente novedoso.

En el caso de las actuaciones por ejemplo suelen ser, las transformaciones físicas complejas (a veces solo a base de fx, maquillaje o kilos), cuando un actor de comedia de toda la vida rompe con su encasillamiento interpretando un drama o que un actor secundario o clase B olvidado aborde un personaje hiperdramatico con mucho peso interpretativo.  

En el caso de Los Descendientes la cosa es bien sencilla y el truco está en que nuestro amigo George, rey de las interpretaciones cool donde siempre brilla por su carisma y gran sonrisa, dentro y fuera de la gran pantalla (no olvidemos su icónico personaje cafeinomano, ni la serie ER Emergencias) se pone bajo la piel de un gran perdedor, sin sangre, que no se entera de nada, al cual le llueve un aluvión de problemas de golpe y que tiene que pedir ayuda a su hija adolecente para poder poner orden a su vida y a la de su familia.

Siendo muy correcta, la interpretación de George en este film, tampoco dista demasiado de otras interpretaciones dramáticas que este consolidado actor de Kentucky nos ha sabido brindar en cintas como “Up in the air” o “Syriana”. La diferencia está en que George suele ser popularmente conocido por films, no dramáticos, como Oceans eleven, Oh brother… , Crueldad intolerable, Quemar después de leer, donde la crítica y grandes masas no suelen reconocer que haya grandes interpretaciones por el solo hecho de ser papeles cómicos, y por la eterna y falsa creencia de que interpretar un papel dramático es más difícil y profundo que los de cualquier otro género.

 El film de Alexandre Payne es una pieza sencilla, correcta y funcional donde, un hombre looser y gris deberá recomponer pieza a pieza su vida y la de su familia para restablecer el orden y la chispa que perdió hace mucho tiempo.

El director de “A propósito de Shmidt” o la muy divertida “Entre Copas”, parece tener muy buena mano para narrar historias duras en tono de comedia donde en lugar de remover el cuchillo sobre las heridas, se obliga al público a sonreír ante todo tipo de desgracias para sobrellevar el drama. 

Siguiendo este mismo tono, la película está ambientada en el mítico escenario paradisiaco de las islas Hawái, donde en lugar de hacerse hincapié en los increíbles paisajes, se enseña un lado más decadente y menos atractivo del archipiélago, donde los americanos, que allí viven y han hecho su fortuna construyendo hoteles, en una suerte de estancamiento temporal, aun siguen usando esas particulares camisas de colores que se denominan como la isla.

El mismo y buen cumplidor Clooney de siempre, camuflado (sin sonrisa) en la piel de un actor maduro y serio que casi llora, para un simpático film que bien llevado de la mano de un guía como Alexander Payne, propone vivir los dramas y dificultades de la vida sonriendo y el cual profesa aquel viejo y sabio dicho de “Al mal tiempo buena cara”