The fearless Vampire Killers

“The fearless Vampire Killers” (“El Baile de los vampiros, ESP; La danza de los vampiros, ARG) 1967 Dir: Roman Polanski USA/ UK

REIR O NO REIR (ESA ES LA CUESTION)

Cuando me dispongo a ver un film catalogado popularmente como, “clásico”(o “bueno”) mi cabeza se predispone, automática e inconscientemente, para disfrutar con los valores que lo catapultaron a tal lugar en la historia del cine. Si el film funciona, todo perfecto, pero cuando ocurre lo contrario, el choque y la frustración, ganan lugar con más fuerza que si no me hubiese predispuesto de ninguna forma.

En el caso de “The fearless Vampire Killers”, quinto largometraje de Roman Polanski, lamentablemente ocurrió lo segundo. Hacía mucho, pero mucho tiempo que, un film clásico y de un director tan afamado, no me dejaba con una impresión tan negativa.

Los motivos para haberme quedado en este estado, entre sorprendido y defraudado a la vez, fueron puntualmente dos. Uno, que siendo una comedia, no me haya arrancado ni una sola sonrisa, y dos,“casi” no haber encontrado ninguno de los valores que lo han convertido en el clásico que es hoy.

Partiendo de la base de que, obviamente, no a todos nos divierten las mismas cosas, creo que reírse, aunque sea “algo”, es a mi entender, lo mínimo que se le debe pedir a cualquier comedia cinematográfica. Con esto no me refiero a una cuestión estricta de gustos ya que a pesar de no entender, encajar, ni disfrutar de otras tantas comedias, en todas ellas, siempre he sabido reconocer los factores por los cuales, para mí, funcionan o no. Lo grave del asunto es que aquí no solo no me rio, sino que tampoco comprendo que es lo que hace reír a otros.

Intentando indagar sobre sus mecanismos para hacer reír, se me vino a la mente, relacionarlo con el humor paródico que utilizaría posteriormente Mel Brooks en su comedias (con quien también me cuesta reír, pero lo consigo), donde el tipo de humor es más bien sencillo y muy cercano al slapstick.

(Inevitable no ver todo el rato en Jack MacGowran, al posible origen de los personajes encarnados por el genial Marty Feldman en las pelis de Brooks)

En este mar de sensaciones, la otra cosa que me jugo en contra, fue no estar al tanto del supuesto homenaje de Roman, al cine B de vampiros de la productora Hammer, lo cual le daría sentido a todo el estilo B que destila la película. Actuaciones, maquillajes, efectos especiales, escenarios recargados, barrocos parecen descuidados o abandonados a su suerte, en un intento extra por enfatizar lo paródico. Supongo que será igual la sensación para quien dentro de 50 años alguien vea el film Death Proof de Tarantino y no contemple su homenaje al género B.

Para rescatar en este “incomprendido para mi” film clásico, el innovador el uso de la cámara (al hombro), en un genero donde además por norma general siempre se apuesta por un estilo académico. Polanski demuestra aquí su gran talento como realizador, desmarcándose del resto de sus compañeros de época.

Ni sus elaborados planos secuencia, ni su estética bizarra, ni la presencia de la bella Sharon Tate, ni la nieve para ambientar los exteriores de un castillo en Transilvania sumados, compensan el hecho de dedicar 108 min a una comedia que no tenga la capacidad de hacer reír.

¿Sera eso o simplemente habré tenido un mal día?